Manifiesto para una “no-empresa” y para el dowshifting

En contra de la locura de las empresas y las inercias de sus trabajadores” (S.Perotti)

Hay espacio para una nueva fórmula empresarial donde se prime la independencia de los colaboradores. Un movimiento colectivo revolucionario que empieza con una revolución interior e individual de las personas. Un lugar donde el cliente y el proyecto asuman el protagonismo dejando de lado el concepto ya poco realista de la marca. Un espacio de convivencia donde los colaboradores puedan creer en unos valores consensuados y puedan optar para ser ellos mismos los agentes del cambio. Este espacio es la “no-empresa”, un lugar donde diferentes profesionales trabajan de forma trasversal en proyectos, unos “artesanos” que se dedican en aportar un valor concreto y no solo intangible a los clientes. Un lugar de confianza, un lugar de transparencia, un lugar de consenso y sobre todo un lugar de aprendizaje.

Downshifting y equilibrio interior

No existe una formula univoca para salir de situaciones laborales complicadas, donde mucha gente vive en una dictadura. La dictadura de la nómina, donde nos medimos con el parámetro más vulgar posible: el dinero.

Muchos de nosotros se encuentran en una espiral delicada: nomina – gasto – deuda, Un mundo para nada sostenible donde nos medimos en función de la propiedad. Gastamos, nos endeudamos y dedicamos los mejores años de nuestras vida encerrados en un trabajo que no nos gusta, compartiendo espacios angustioso con gente que no hemos elegido. Fantasmas de personas, máscaras surrealistas con la cual no podemos compartir nada. En muchas empresas el compañero es la competencia y por ello no podemos ser nosotros mismos. No nos dejan. Quien sale de lo establecido, se le excluye, se le margina.

Librarse de todo esto no es sencillo pero SE PUEDE HACER. Liberarse de las buenas palabras que el sistema EMPRESA-TRADICIONAL intenta meter en nuestros cerebros, no es utópico. Nos hablan de valores, consenso, de orientación al EMPLEADO cuando realmente somos considerados un recurso cualquiera como un ordenador, como un escritorio y de la misma forma vamos a ser alejados y abandonados en el momento en que el beneficio se haga insuficiente. Nos pagan y no quieren que pensemos, nos pagan para mantenernos callados, atado a la tarea. Las cabezas pensantes en una empresa tradicional son un peligro, son una anomalía que hay que limitar.

Es evidente que el fin de cualquier empresa mercantil es ganar dinero, luego podemos devolver parte de este dinero a la sociedad, hay tipología de empresas que nos obligan a concentrar personas en un lugar. Pero por la mayoría de los “facilitadores del cambio” esto es innecesario. En nuestro sector (la consultoria) es absolutamente inútil compartir un espacio, obligar personas diferentes a convivir en un horario y en un lugar. No es sostenible generar CO2 solo para acudir en el lugar de trabajo, y aun más.. ¿Porque tenemos que elegir donde vivir en función del trabajo?

Hoy las tecnologías nos brindan muchas posibilidades, puedo vivir rodeado de naturaleza y estar en el corazón financiarlo del país (o de más de un país). Ciudadano digital quiere decir ciudadano del mundo. Si puedo ser ciudadano del mundo… ¿porque no puedo ser colaborador del mundo?

La nueva revolución no es colectiva, es individual

Ser libre de las nóminas quiere decir asumir riesgos, ser libre de las nóminas quiere decir ser libres de vivir nuestra vida de la forma que más no complazca y haciendo lo que nos gusta.

El miedo al fracaso, el miedo a no poder tirar para adelante nos congela. Y el miedo es el más eficaz inhibido del cambio.

Morirse de hambre…

Os lanzo esta pequeña reflexión según vosotros en esta parte del mundo aún hay posibilidad de morir de hambre? Porque es el miedo al hambre que nos impide mirar las cosas de forma diferente. Pero hay muchos miedos. El miedo a la exclusión social, el miedo a la perdida de nuestro rol dentro de la sociedad. Cuando alguien dice “este chico esta empleado en una multinacional” el sistema nos ha ensañado a pensar en grandes reuniones, viajes internacionales, coches de empresas, etc. Pero como cambia el enfoque de las personas superficiales cuando oímos decir “es que no se bien que trabajo hace pero esta por allí” en este caso damos una idea de inestabilidad y de inseguridad y la gente refleja sus miedos en otras y por esto es mejor evitar, mejor alejarse. No podéis imaginar cuantos prisioneros del cambio hay en este mundo.

Imaginar ahora de ir a vuestra casas y decirle a vuestros padres o vuestras parejas “dejo el trabajo ya me inventaré algo, me voy a replantear la vida, quizá no haga falta una casa tan grande en el centro, quizá no haga falta este pedazo coche cuya letras no me dejan respiro”. Ya podéis imaginar cual sería la reacción en la mayoría de los casos. Lo mínimos que os puedan decir es “tú estás loco”.

No estamos locos…

A parte del hecho que si me llaman “loco” realmente me están haciendo un cumplido. ¿Qué seria del mundo sin los locos? ¿Qué seria del progreso sin la gente que locamente se ha planteado solucionar problemas o incluso inventar necesidades?

Nos van a generar nuevas necesidades, necesidades que nunca hubiéramos pensado tener.. Quien no tendrá el coche, lo va a tener, y daremos una televisión a cada uno e incluso, dos o tres, dos neveras, el afeitador eléctrico.. todo … el importante es que sigan trabajando con la cabeza baja, pisándose los talones unos a otros. Yo esto a esto me voy a oponer” (L.Bianciardi, 1962)