La brecha entre donde Europa está y donde habría estado en ausencia de la crisis sigue creciendo.
Aunque la UE tenga altos niveles en educación y siga generando talento e innovación, en sus países el PIB per cápita es menor al de antes de la crisis. A nada sirven los marcos legales sólidos y sociedades que funcionan bien. Estamos estancados. Europa no es una víctima. Sí es verdad que Estados Unidos administró mal su economía; pero, no es cierto que EE UU se la haya arreglado para imponer la peor parte de la caída mundial en los hombros de los Europeos. Realmente la culpa es nuestra, a causa de una sucesión, sin precedentes, de malas decisiones económicas, comenzando por la creación del euro. Aunque el euro se creó con la intención de unir a Europa, realmente, lo que hizo fue dividirla; gracias a la ausencia de la voluntad política para crear instituciones que permitan que una moneda única funcione. Unión monetaria sin unión política verdadera solo podía abocar en un rotundo fracaso.
Como afirma Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía, “el caos actual proviene en parte de la adhesión a una creencia que ha sido desacreditada desde hace ya mucho tiempo: que los mercados funcionan bien y que no tienen fallos de información y competencia. La arrogancia desmedida también ha jugado un papel. ¿Cómo, si no, se podría explicar el hecho de que año tras año los pronósticos de los funcionarios europeos sobre las consecuencias de sus propias políticas han sido consistentemente erróneos?”
“En Grecia, por ejemplo, las medidas destinadas a reducir la carga de la deuda, en los hechos, dejaron al país más cargado de lo que estaba en 2010: el ratio entre deuda y PIB se ha incrementado, debido a que el impacto de la austeridad fiscal dañó a la producción. Al menos, el Fondo Monetario Internacional ha admitido estos fracasos intelectuales y de políticas.”
Existen los políticos… mas bien preocupado de lo que pasa en su proprio jardín (y sobre todo a su sillón) y que siguen convencidos de que su prioridad máxima debe ser las reformas estructurales. y los tecnocrates de Bruselas que aplican decisiones deficientes.
Siempre según Joseph E. Stiglitz “Lo que Europa necesita, más que reformas estructurales en sus países miembros, es una reforma de la estructura de la propia eurozona, y una reversión de las políticas de austeridad, que han fracasado una y otra vez en su intento por re-encender el crecimiento económico.”.
Enfermos de crecimiento
Una vez más se apunta al crecimiento como culpable. No se crece lo suficiente o se crece de forma inadecuada. Nadie piensa que realmente hay que decrecer o por lo menos “acrecer” parar para reflexionar una vez por todas en vez de dar palo de ciegos. La ultima propuesta es que el banco central europeo compre su propria deuda. Inútil entender los mecanismos que están detrás de estas decisiones sigo pensando que una deuda no se puede ni vender ni comprar, sino cubrir. Los economistas dirán que no entiendo de economía, pero aun así lo que deberían entender ellos que siguen equivocándose una y otra vez y a pagarlo todo vamos a ser nosotros: pobreza, marginación, desesperación y sobre todo falta de ilusión.
Los que entienden de economía por lo meno reconocen que a menos que la estructura de la eurozona se reforme y la austeridad se revierta, el drama en Europa está lejos de terminar.
Si es verdad que una de las fortalezas de la UE es la vitalidad de sus democracias, también hay que reconocer que el euro despojó a los ciudadanos de cualquier decisión que ellos pudiesen tener sobre su destino económico. Mandan en Bruselas. Aunque los votantes echaron a quienes buscaban la reelección, debido a la insatisfacción y al revés de la economía se han dado cuenta que los nuevos Gobiernos continúan por el mismo camino, el mismo que se dicta desde Bruselas, Frankfurt y Berlín.
Esta situación ha generado una radicalización del electorado y crecen los movimientos territoriales, a veces pintados de xenofobia, y los euros escépticos hacen su agosto.
Si Europa no cambia sus maneras de actuar —si no reforma la eurozona y no rechaza la austeridad— una reacción popular será inevitable. Esta locura económica no puede continuar por siempre. La democracia no lo permitirá. Sin embargo, ¿cuánto más dolor tendrá que soportar Europa antes de que se restablezca el sentido común?
Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía, es profesor universitario en la Universidad de Columbia. Su libro más reciente, en coautoría con Bruce Greenwald, es Creating a Learning Society: A New Approach to Growth, Development, and Social Progress.