“Muchos psicólogos y psiquiatras rechazan la idea de que la sociedad en su conjunto podría estar enferma. Piensan que el problema de la salud mental en una sociedad es sólo la de los individuos “no adecuados” y no que la cultura no este adecuada.” (Eric Fromm).
¿Que es la felicidad? A este pregunta podemos tener mil respuestas diferentes dependiendo de la cultura, el momento histórico y el lugar. Una cosa es segura. Poseer muchos bienes no da la felicidad. Existen estudios muy rigurosos en este sentido que demuestran que al final lo que tienes realmente te esta poseyendo . En el momento en que tu preocupación pasa de crear algo a tener que defenderlo cambia tu estado emotivo.
Después del huracano Katrina la gente no podía conservar sus alimentos en los frigoríficos debido a la falta de electricidad. Muchos improvisaron banquetes en las calles con vecinos y victimas para evitar de tirar todo aquellos bienes. El hombre sabe ser solidario. Muchos recuerdan aquellos momentos como los mejores dentro de la tragedia.
Nuestra sociedad está profundamente enferma porque el modelo de axiomas culturales que se ha convertido en bulímico y, en muchos casos, incorrecto. Las ideas clásicas de «desarrollo», «crecimiento», «consumidor» y «PIB», se han perseguido ciegamente, como dogma inviolable, por el establecimiento mundo económico y financiero. Le economía se ha convertido en una religión donde se priman los dogmas y no las reglas, impulsando al ser humano en una carrera salvaje a la producción y la ac
umulación de la riqueza, hacia una idea del trabajo alienante, dramáticamente lejos de aquellos que son nuestras necesidades reales y sustanciales. Los resultados de esta elección dramática son evidentes para todos, aumento de los trastornos depresivos, alcoholismo, consumo de drogas, el malestar social, la violencia, la miseria y el colapso generalizado de las relaciones. En los últimos años, la capacidad de medir científicamente el índice de felicidad de una nación ha dado a conocer el gran engaño que hay detrás de la sociedad de consumo y el supuesto «bienestar». En el libro Mapa de la Felicidad de Stefano Bartolinii indica como el “mal ejemplo” los Estados Unidos, que siempre se ha tomado como modelo por el resto de la civilización occidental: «En los últimos treinta años, Estados Unidos ha disfrutado de un fuerte crecimiento económico.
Pero mientras que su país siempre más cerca de la tierra prometida del consumismo y de la opulencia, los estadounidenses se sienten cada vez peor.»
Algo, por lo tanto, no está funcionando. La crisis social y la abundancia económica están estrechamente relacionados, sobre todo cuando los datos de la «medición de la felicidad», muestran que las naciones más felices se encuentran entre los más pobres y con la tasa más baja de «PIB» y el desarrollo.
De acuerdo con el enfoque de NEG (Crecimiento Endógeno Negativoii) crisis social y dinamismo económico están estrechamente vinculados. Los datos de los EE.UU. en el período 1975-2004 muestran que el aumento del ingreso pre cápita fue más que compensado por varios factores negativos: la principal es la disminución de las relaciones, con un aumento sustancial de la soledad, las dificultades de comunicación, el miedo, la sensación de aislamiento, de la desconfianza, la inestabilidad de las familias, así como la brecha generacional, la solidaridad y la honestidad, la participación cívica y social y un empeoramiento del clima social y laboral.
«Los estadounidenses están buscando en el trabajo mayor riqueza material al empeoramiento de sus condiciones relacionales. Pero a su vez el tiempo y la energía dedicada a trabajar siguen creciendo y tienden a tener relaciones peores «(Bartolini,» Manifiesto por la felicidad «)
Por lo tanto, Estados Unidos es el ejemplo a no seguir, ya que se encuentra perdido en un círculo vicioso en el que la cultura del consumo parece haber reemplazado por completo todos los demás valores. Mediante la adopción de los valores consumistas (objetivos de alta prioridad, como el dinero, los bienes de consumo) El individuo parece gradualmente a atribuir menos importancia y atención a los que sufren, a las relaciones en general o a las conductas pro – sociales. Los más alarmantes de esta «tendencia» es la tendencia cultural particular hacia la «mercificación del otro”, ya que los otros individuos son considerados como meros objetos.
La postura de Bartolini se acerca a otros sociólogos y filósofos influyentes como Z. Bauman y Latouche que afirman, con la fuerza, la necesidad de un cambio radical y una verdadera inversión tendencia.
Segun Bartolini es realmente posible cambiar paradigma a partir de un hecho de la naturaleza puramente antropológica: el «sentido de posibilidad».
Desde el Libro «Downshifting, Decrecimiento y Empresa Desestructurada» de Michele Iurillo